Publicado: 18 / 12 /2013

La inscripción online es un fracaso.

(Ciudad)

La inscripción online es un fracaso: esto no es una simple declaración del sindicato que no firma los acuerdos con el macrismo. Es una realidad palpable que se evidencia en cada barrio donde las familias se agolparon en la puerta de las escuelas para corroborar que sus pibes se quedaron en la vereda, en cada escuela en la que los docentes se miran desconcertados ante listados que asignan vacantes que no existen en cursos superpoblados o muestran listas de cinco nombres en grados que podrían tener hasta veinte. El fracaso de la inscripción online lo gritan las familias en la calle, lo tratan de disimular los funcionarios con excusas inverosímiles, lo reconocen golpeándose el pecho los mismos legisladores supuestamente opositores que votan año tras año los presupuestos que privatizan el sistema educativo.

La inscripción online viene a poner en evidencia un problema que no es nuevo: el de la falta de vacantes en una escuela pública, esa escuela que el macrismo achicó cerrando grados y cursos de a decenas, pero que también recibió el mismo trato de sus antecesores: baste recordar que en el año 1997, bajo la intendencia de De la Rúa se emitió el Decreto 1990, que regula el cierre de cursos y grados. Y baste señalar también que ninguno de sus sucesores, ni los autodenominados “progresistas” ni mucho menos los de la derecha PRO, derogaron ese marco regulatorio, sino que lo usaron para dotar de legalidad a sus políticas de ajuste. La falta de vacantes en la escuela pública es la contracara de un sistema que privatiza su matrícula en mitades, girando sin reembolso miles de millones de pesos al sector privado año tras año.

Pero, a su vez, el mecanismo despersonalizado de la inscripción online agravó este escenario, obviando prioridades que figuran en el reglamento escolar, como la prioridad a hermanos para que se puedan escolarizar en una misma institución, la distancia entre hogar y escuela o el carácter de trabajador del G.C.B.A. de los padres; asignando aleatoriamente vacantes sin ton ni son, y siempre en perjuicio de las familias e instituciones escolares. Pero aquí cabe hacer un señalamiento: a la “ineficacia” genuina marca PRO, no puede dejar de añadírsele la intención de dañar la escuela pública. A las torpezas que caracterizan esta gestión, debemos sumarle la deliberada intención de que la inscripción naufrague, generando un colapso en el sistema público, con un posterior éxodo de familias a buscar vacantes al sector privado y facilitar el cierre de cursos y grados en las escuelas del estado.

Ante esto, cientos de familias salieron a la calle. En muchos casos, de la mano de los docentes de las escuelas, que también rechazamos este mecanismo de inscripción y que alertamos que esto iba a ocurrir. Cortes de calles en los barrios, petitorios, festivales, denuncias y movilizaciones hacia los núcleos donde reside el poder político que generó este desastre… Todas estas medidas de lucha son importantísimas. Debemos dar un vuelco favorable a nuestro reclamo.
La vulneración del derecho a estudiar y a enseñar no puede ser naturalizada. Los miles de pibes sin aula necesitan una respuesta urgente. No podemos esperar hasta el año que viene.

Por eso, luego de una asamblea con docentes y familias, convocamos a movilizarnos este viernes 20-12. Nos concentramos en la Jefatura de Gobierno porteña a las 14hs en Av. De Mayo y Bolívar, para entregar un petitorio exigiendo una respuesta urgente a nuestras demandas.


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