Ciudad
Desde que se pusieron en funcionamiento los nuevos vagones chinos, en febrero, descendió el ruido que perciben los pasajeros en el interior de los vagones y ese ramal, que une Flores con Plaza de Mayo, se convirtió en el menos ruidoso de toda la red.
La medición fue realizada por un equipo técnico de la Mutualidad Argentina de Hipoacúsicos, que estableció que “el descenso de nivel de presión sonora se redujo al 47% y a un 23% en términos de energía acústica en el interior del vagón. Pero la sensación de intensidad percibida por las personas bajó, en promedio, a un 64%”, según arrojaron los resultados.
“Para dar una idea clara de lo que este cambio implica, basta señalar que un descenso del Nivel de Presión Sonora (NPS) de 6,4 Db (decibeles) es equivalente a una reducción de la presión sonora al 47% del valor original, y a un 23% en términos de energía acústica en el interior del vagón
La sonoridad percibida (esto es la sensación de intensidad que tienen la gente), se reduce en promedio a un 64% bajo estas condiciones”, le explicó a Clarín el ingeniero Horacio Cristiani, de la Mutualidad Argentina de Hipoacúsicos, a cargo del estudio realizado entre julio y septiembre, de lunes a viernes y de 11 a 16.
Si bien los ruidos en el subte no generan daños para la audición (excepto que las personas se expongan de manera permanente, como es el caso de los empleados, que por ese motivo tienen jornadas laborales de seis horas), lo cierto es que pueden provocar trastornos. “Pueden impactar en el sistema cardiovascular, la presión sanguínea, en el ritmo cardíaco y respiratorio y en el sistema nervioso central. Se han reportado casos de problemas de estrés y falta de concentración.
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